miércoles, 25 de noviembre de 2015

Nduchi y Nuni


Nduchi y Nuni



                                                         
                                                                   Doña Lola y su nieto


Proyecto en curso para la editorial Pluralia que narra la historia de una milpa de maiz y una ramita de frijol.

jueves, 1 de octubre de 2015

Animación "Siberia"


Mención Honorífica por Mejor Animación. 
4to Festival Metropolitano de Cineminuto y Nanometraje UAM-Cuajimalpa

martes, 8 de septiembre de 2015

El pájaro encantado


Era una vez una niña que tenía como mejor amigo a un pájaro. Un pájaro distinto a todos los demás: era encantado.
Si la puerta de la jaula está abierta, los pájaros comunes vuelan lejos, para no volver nunca más...
Pero el pájaro de la niña volaba libre, venía cuando la melancolía y la añoranza le golpeaban el pecho...

Ilustración basada en el libro"Vuelve, pajaro encantado" del escritor Rubén Alvez.


sábado, 8 de agosto de 2015

Pachacútec









Pachacútec[i]

Serie de ilustraciones que narra los viajes de Illari sacerdote/curandero que viaja por el planeta ayudando a la pachamama (Madre tierra) y a los seres humanos a reencontrarse.

Cápitulo 1 La partida


Illari participa en una ceremonia colectiva junto con otros sacerdotes de todo el mundo, es elegido para ser el portavoz de un cambio global necesario para regresar el equilibrio entre todos los seres vivientes del planeta. Su primera tarea es hacer reverdecer un antiguo lago azotado por la sequía, el cual abastece del líquido vital a toda una población.
Viaja por encima de las montañas en busca de la energía pulsante que se encuentra en las raíces del gran árbol de la vida; una vez frente al gran árbol Illari toca su flauta y le compone una melodía que hace estremecer al gran árbol, agradecido por tan magnífica interpretación deja que Illari tome de sus raíces la energía pulsante, el nuevo corazón reverdeciente que tanto necesita.
Al llegar al lago Illari ofrenda el corazón al gigante de arenisca cuidador y protector de los lagos y ríos de la zona. El corazón verde se afianza en su pecho y empiezan a penetrar los filamentos de sus raíces entre los granos de arena compactos del gigante. Después de un tiempo el gigante vuelve a abrir sus ojos rocosos y ayuda a Illari a realizar un ritual para devolver el agua al lago. El gigante toma a Illari en su mano y lo eleva cual largo es, iniciando así la ceremonia.
Illari comienza prendiendo un poco de sahumerios de color negro para contener a los vientos, también ha llevado un poco de agua recolectada de las altas montañas, maíz, tabaco y azúcar, después de acomodar todo debidamente, hace un llamado con su caracol a los 4 puntos cardinales, toma entre sus manos las hojas de coca impregnándolas de una oración “lloren las ranas, casen las aguas, conténganse los vientos...”
Por fin tras años de intensa sequía, la lluvia deja caer su manto durante largos días, devolviendo el agua, elemento fundamental de las comunidades de la zona; los pobladores agradecidos con Illari y el gigante realizan una celebración por devolver la vida a su hogar: La pachamama.



Referencias bibliográficas
Gil García, Francisco M. 2012 «Lloren las ranas, casen las aguas, conténganse los vientos. Rituales para llamar la lluvia en el centro y sur andino». Revista Española de Antropología Americana 42 (1): 145-168.




[i] Se toma del término Pachacútec/personaje histórico. Del Quechua: Pacha Kutiy Inqa Yupanki “Inca del cambio del rumbo de la Tierra, digno de estima”.
También se consideró como referencia el Proyecto Pachakutec, fundación comunitaria de proyectos culturales con sede en Ecuador creada por Ñaupany Puma (www.pachakutec.com).

lunes, 27 de julio de 2015

Danza de los pajaros

                                                       


La danza de los pájaros
40 x 46.5
Acrílico, goauche y tinta.


La danza como medio para evocar los deseos de la población; mascaras tambores y baile, un episodio ritual para obtener la bendición de los espíritus, todo dentro de una vasija en Burkina Faso país del occidente Africano.

lunes, 29 de junio de 2015

BICHOS (Libro Plegable).



Proceso de bocetaje



Realización de los originales



Digitalización e impresión


Portada y contraportada







BICHOS
Narra la historia de una niña que odia a los insectos,
un buen día tiene un sueño que la hace pensar sobre ella y su relación con los
insectos.


lunes, 1 de junio de 2015

Procesos- El árbol del sueño

El pueblo Karajá. Procesos de bocetaje





Ilustración final




El árbol del sueño

Un cazador llamado Uaicá caminaba un día por el bosque, cuando, de pronto, se topó con una gran multitud de animales que dormían bajo un gran árbol. Se acercó a ver lo que sucedía y, en cuanto se detuvo bajo la sombra que daban aquellas grandes ramas, comenzó a sentirse aturdido. Dando tumbos cayó entre los animales y se quedó profundamente dormido.
Soñó con extraños animales y con gente a la que no conocía. También soñó con su propia tribu; la tribu jurana, y en su sueño hablo con uno de sus ancestros, Sinaá, quien revelo muchos secretos.
Al ponerse el sol se despertó, y regreso apresuradamente a su casa; pero al día siguiente regreso, fascinado por aquel mundo desconocido que había vislumbrado. Volvió a quedarse dormido y volvió a penetrar en el mundo de sus antepasados. Durante varios días Uaicá no hizo otra cosa que dormir bajo el árbol; ni siquiera comía, desde la salida del sol hasta su puesta. Los sueños que tenía eran tan reales que no podía pensar en otra cosa. Al fin, Sinaá, su antepasado, le dijo:
--Esta debe ser tu última visita al árbol, Uaicá. Si vuelves otra vez, correrás un grave peligro. Has visto cosas más que suficientes de mi mundo.
Cuando despertó, Uaicá se quedó mirando el árbol con mucha tristeza, sabiendo que no lo volvería a ver jamás. Sin embargo arranco, antes de irse, unos trozos de corteza de árbol y, de camino a casa, bajo hasta el rio y mezclo la corteza con agua para hacer una extraña y amarga bebida. Los efectos de aquella bebida se dejaron sentir muy pronto, y comenzó a hacer cosas dignas de poseso, pues dio en bailar y pegar grandes saltos, hasta que al fin cayo en el rio. Entonces empezó a coger peces con sus manos desnudas. Al final, desaparecidos los efectos de la intoxicación, Uaicá regreso a su aldea, apretando entre sus brazos los peces que pescara, y sintiéndose  extrañamente regocijado.
Uaicá no volvió al lugar del bosque en donde encontrara el árbol, pero siguió haciendo infusiones de la corteza; y cuando hubo acabado la provisión que de ella hiciera poseía muchos de los mágicos poderes del árbol. Un día en el que el hechicero de la tribu no fue capaz de sanar a un niño enfermo, sus padres se lo llevaron a Uaicá, y éste pudo curarlo.
La gente acudía a él cada vez con mayor frecuencia para que los curase de sus males, y él curaba a todos aquellos que tocaba. Sus poderes parecían aumentar, y pronto volvió a soñar y hablo con Sinaá, que le contó cómo era el espíritu del mundo. Su fama se extendió por el bosque entero.
Todo le fue bien a Uaicá, hasta que tomó por esposa a una mujer pendenciera. Para ella nada estaba bien hecho, y un día, luego de una discusión particularmente violenta, la madre de Uaicá tomo un palo y echó a golpes a la mujer de la aldea. Semejante trato molestó mucho a sus familiares, que decidieron vengarse matando a Uaicá. Esperaron a que Uaicá volviera a casa con su pesca, como todas las noches, y en cuanto se sentó a comer, su cuñado se le acerco por la espalda con un garrote para golpearle en la cabeza. ¡Pero no es tan fácil engañar a un brujo! Uaicá podía ver cuando le rodeaba, sin mirar, y cuando el garrote iba a estrellarse contra él, se hizo a un lado y desapareció. Para su asombro, los parientes de su mujer se vieron, de súbito, en un trozo de tierra desnuda: Uaicá se había llevado la casa, el sembrado y todas sus pertenecías, sin dejar rastro de todo ello.
Los aldeanos buscaron a Uaicá durante días, y al fin su cuñado lo encontró, algunas millas más lejos, haciendo un nuevo claro en el bosque. Uaicá se comportó como si nada anormal hubiera sucedido, y accedió a regresar a la aldea. Durante un tiempo todo fue bien, pero el malvado cuñado trato de matarlo otra vez por la espalda, cuando Uaicá se encontraba sentado sobre una roca cenando. De nuevo se percató Uaicá de lo que sucedía, sin necesidad de echar un vistazo a cuanto le rodeaba. Esta vez pronuncio unas palabras antes de desaparecer:
--Nunca más volveré a la aldea. Y tu jamás llegaras a conocer las cosas que he aprendido de nuestro antepasado Sinaá. Has perdido el derecho a conocer los secretos del otro mundo…
Y con esto desapareció dentro de la roca sobre la que estaba sentado y nunca más se le volvió a ver. Cuentan que Uaicá vive aun dentro de la roca, soñando y hablando con Sinaá, año tras año. Si alguien toca la roca, muere. Un día, un hombre de la tribu jurana, se acercó a la roca y vio la mano de Uaicá, que se agitaba llamándolo para llevárselo consigo al mundo de los espíritus. Pero aunque el hombre busco la puerta, no pudo encontrar ninguna, y se marchó temblando de miedo.